YO, EL CHÁSIS.

Soy el coche onírico de Wen.
Ella hace uso de mi en sueños , intenta conducirme, controlarme, pero yo soy un coche fuerte y difícil de llevar. Soy antiguo, de esos que no tienen ABS, ni ESP, ni GPS, ni mariconadas de esas.
Nunca ha conseguido controlarme, siempre acamos en alguna cuneta, pero ella insiste en conducirme, en controlarme.
La otra noche cuando ella se metió dentro de mi para ir a dar un paseo nocturno no le avisé de que no tenía frenos. Conducía como loca por carreteras pequeñas y muy oscuras pensando todo el tiempo en que no le pararan los guardias porque todos sabemos que Wen no tiene carnet de conducir.
Por eso coje el coche con nocturnidad y alevosía en sueños. Va todo el tiempo intranquila y sintiéndose culpable por el hecho de hacer algo que sabe que no está bien.
En un momento determinado pisó el freno para reducir un poco la velocidad y se dió cuenta de que no funcionaban. Sorpresa!
Ella comenzo a dar volantazos y yo no se lo puse fácil, apreté el volante, hice parpadear las luces, pero ella, con una frialdad y calma increíbles me agarró el volante con fuerza, pisó el acelerador y se salió por una curva a un pequeño descampado de tierra, tiró con todas sus ganas del freno de mano y me hizo dar una estúpida vuelta sobre mi mismo y quedarme ahí , cubierto de polvo y echando humo por todas partes.
Cuando consiguió erguirse vió de lejos dos guardias que venían corriendo a socorrerla y le entró el pánico pensando que le pedirían el carnet de conducir.
Había estado apunto de matarse y ella solo podía pensar en el dichoso carnet de conducir.
Me temo que esta vez tampoco le ha quedado claro que no podrá conmigo, que no la llevaré a dónde quiere ir, que se lo pondré todo lo difícil que pueda.
No soy un coche fácil de llevar.