miércoles, 28 de abril de 2010

REFLEXIÓN

miércoles, 28 de abril de 2010
Los lunes por la tarde paso siempre por una esquina en Madrid, donde normalmente hay un chico sentado en el suelo con una vaso de plástico blanco pidiendo algo de comer o una ayuda.
Siempre que paso hacia abajo me digo que cuando suba le daré algo y luego no soy capaz de hacerlo. Darle dinero a una persona me violenta terriblemente.
Antes de ayer aproveché que iba con David, y como hacía mucho calor, le pregunté que si cogía un bocata y una botella de agua fría me haría el favor de subir a dárselo él, y por supuesto me dijo que sí. Yo llevo semanas cargando con el peso en la conciencia de no tener el valor suficiente para hacerlo y aun así, he sido incapaz.
Pensaba que me iba a sentir bien, pero no fue así, me sentí igual de mal, nada mejor. Si acaso agradecida a David por hacerme toda clase de favores y cubrir tantas de mis limitaciones.
No puedo soportar la vergüenza que me provoca darle comida y agua o dinero a otra persona, es que me supera. Para mí, de alguna manera es mirar la injusticia y el dolor cara a cara. Es verme a mí misma en una situación de privilegio por encima de otra persona, y eso me hace sentir angustia, vergüenza y muchísima culpabilidad. Me hace sentir como una auténtica mierda, en pocas palabras.
Me pasa montones de veces, en el metro, en la calle... pasa alguien tocando, o pidiendo... y me dan como sudores fríos.
Ojalá hubiera sido capaz de acercarme yo a él, preguntarle qué tal le va la tarde, sonreirle y charlar con él unos minutos. Desearía poder llegar , algún día, a transmitir mi afecto y mi cariño a las personas que de algún modo siento que lo necesitan.
Hay pocos defectos tan feos como la cobardía.

13 comentarios:

Raúl dijo...

Yo la mayoría de las veces me siento gilipollas, más bien. Normálmente no es una relación de igual a igual, da igual lo bien que me lleve con el chaval que pide en la estación de buses de Donosti, nunca me podrá mandar a la mierda porque necesita los cuarenta o cincuenta céntimos que le doy cada vez que le veo. La conversación es peor que la del ascensor, en el ascensor al menos nadie se juega tanto. A la rumana que pide en la puerta del súper ya no le doy nada, porque la conozco un poco. Hay un yonki también rulando por la estación de buses al que odio, sé que es mala pieza y si tuviera un par de huevos le partiría la cara, en cambio hay otros yonkis que no sé porqué me enternecen y les miro de igual a igual, aunque nuestras vidas sean tan distintas. Hay muchos casos y todos diferentes, la putada es que ya puedas sentirte cobarde, valiente, generoso o gilipollas, todo eso da igual, el otro sólo quiere que le ayudes. No hay respuesta, tú mismo.

Raúl dijo...

O bueno, se me olvidaba, por ''comodidad''. El clásico. Es de hecho la razón que más veces me surge para no soltar dinero ni fijarme siquiera, como la mayoría de la gente. Uno se olvida de estos casos, que son la mayoría, pero no por ello desaparece la gente de los suelos. Lo mismo, no hay respuesta, decisión de cada uno. Es duro perder cincuenta céntimos que servirían para gastártelos en algo, regalándolos por ahí como un primo cualquiera. No quiero parecer cínico, pero hablo en serio, intento pensar en lo que se piensa de verdad muchas veces. No lo digo por ti ni por lo que has escrito.

Wen dijo...

Pricesa Ariel, jajajajajajajjajaja, me descojono porque es que te leo y no veo qué relación tiene ninguno de tus dos comentarios con lo que he escrito.... pero vamos, jajajajaja, que me he reído montón, besos " hermosa "

Raúl dijo...

Pues gracia hacen poca, la verdad, así que bien por tu sentido del humor. Bueno, a veces se comenta al escrito y otras se comenta inspirado por el escrito. Lo pensé, ¿eh? Pero bueno, si no te gusta no tienes más que borrarlos :P

Wen dijo...

Princesa Ariel, no sé por qué me da que no has acabado de entender mi comentario.... No tengo intención de borrar nada. y lo que me ha hecho gracia es lo poco que tenía que ver con el post, no el comentario en sí. no me molesta nada en absoluto que cada uno exprese lo que le plazca... faltaría más.

Raúl dijo...

Pues bien.

JasJ dijo...

No es cobardía, ni deberían avergonzarte esos gestos, al fin y al cabo son actos nobles. Culpabilidad puede ser, a mí me pasa...pero oye, disfruta de lo que te ha tocado, aunque suene mal esto que digo. Siempre he creído que lo que nos ha tocado a cada uno es mitad suerte (buena o mala) y mitad trabajo...saludos

JuanMa dijo...

Pues no estoy muy de acuerdo, Wen. ¿Tú te has dado cuenta de que a esa persona mucha gente ni siquiera la ve? Creo que sentirte así ya dice mucho (bueno) de ti.

Un beso.

Wen dijo...

Jose, Pues yo creo que es 80 % suerte y 20 % trabajo. hay gente que se mata a trabajar toda la vida y acaban muy malamente....Si mandar a tu novio a hacer algo por tí te parece noble.... a mí me parece de acojonada de la vida, pero bueno :)Gracias por tu visita.

JuanMa, Más de una vez te lo he dicho... tú es que me ves con cariño :))

JOAKO dijo...

Yo he pedido, tanto dinero como comida, fue en mis años de plomo, y he de deciros que del otro lado no se piensa, incluso solo los que se interesan "de más" en la situación incomodan, recibes el dinero o lo que sea como una suerte de cuenta atras para dejar de pedir y poder dedicarte a cubrir la necesidad para la que pides. Lo que más me molestaba era algún comentario sobre que debía hacer con el dinero, nunca lo hacia, pero pensaba en rechazarlo precisamente porque me decian que hacer con él, o lo que es peor, que no hacer con él. Pero la inmensa mayoria de las personas te daban algo y hasta te sonreian. No estoy orgulloso de haber hecho esto pero, yo ahora soy de los que da dinero a casi todo aquel que me lo pide adecuadamente, porque se lo dificil que es estar al otro lado.

JasJ dijo...

Tienes razón, tal vez mitad y mitad sea demasiado. Aunque insisto en lo otro, no creo que sea cobardía, lo importante es el gesto y que tu ayuda llegue a destino, no la vía utilizada para hacerlo. Y bueno, por comentar un poco más...no conozco en profundidad el tema porque vivo en un pueblo pequeño y no es común ver gente pidiendo, pero cuando visito una ciudad muchas veces acabo sin suelto en el bolsillo: culpabilidad y sensación de privilegio como bien dices.
Difícil historia Joako, me alegra que haya quedado atrás...

saludos

Irreverens dijo...

A mí me sucede algo parecido, Wen.
:S

Y lo cierto es que, en lo de dar dinero, voy por rachas y según con quién. Ahora, como en mi pueblo nunca veo a nadie pidiendo, pues casi que ni pienso en ello...

JuanMa dijo...

Hombre, pues la verdad es que sí :)
Un beso.

 
Inadaptada © 2008. Design by Pocket